Hoy se cumplen 25 años del fallecimiento de uno de los actores con más clase que hayan pisado un plató de cine, David Niven. Fue uno de los primeros británicos en conquistar Hollywood con su encanto y convertirse en actor en los años 30. Conocido sobretodo por su papel de Phileas Fogg en La vuelta al mundo en ochenta días (1956) encarnó al gentleman inglés por excelencia, protagonizando títulos como Mesas separadas (1958) por la que se alzó con el Oscar, Los cañones de Navarone (1961) o 55 días en Pekín (1963). Aunque su rol más cómodo quizás se encuentre dentro de la comedia ligera..
A la edad de 15 años no me perdía ni una sola de sus películas, eran para mí una cita obligada. Siempre que podía las grababa en vídeo. Admiraba por completo su encanto y su extraordinaria interpretación de personajes distinguidos o sonreía continuamente con los gestos y particulares caras por él puestas en tantas y diversas comedias como protagonizó. Tenía un halo de elegancia y simpatía únicos y era capaz de encarnar como nadie al gentleman inglés, cuando no incluso parodiarlo.
De Londres a Hollywood

David Niven nació un 1 de marzo de 1910 en Londres, siendo el menor de los cuatro vástagos del matrimonio formado por William Edward Graham Niven y Henrietta Julia de Gacher. Su padre murió 5 años más tarde en la campaña de Gallipoli durante la I Guerra Mundial, casándose su madre en segundas nupcias con un político.
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Tras una infancia en diversos lugares de Gran Bretaña continuó la tradición siguiendo los pasos de su padre y su familia materna, y fue aceptado en la Academia militar de Sandhurst. A los 23 años, deja el ejército y viaja primero a Canadá, Nueva York (donde fue vendedor de whisky), Bermuda, Cuba y por último recala en Los Ángeles en 1934, donde surge su deseo de convertirse en actor. Sus comienzos son como extra, caso de Rebelión a bordo (Mutiny on the Bounty) y es el productor Samuel Goldwyn quien confía en él y lo pone en nómina. Es el año 1935 y Niven acaba de entrar a formar parte del selecto grupo de actores procedentes de Gran Bretaña afincados en Hollywood. Como él, Ronald Colman, Boris Karloff, Basil Rathbone, Stan Laurel o el veterano C. Aubrey Smith.

Muchos de sus primeros papeles serán como compañero de reparto de importantes actrices del momento, caso de la actriz Merle Oberon, con quien mantendrá un romance. David participa en Without Regret, Barbary coast, Palm Springs Affair o Dodsworth.
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La carga de la brigada ligera (The charge of the Light brigade, 1936) es la primera de una serie de películas épicas y de aventuras que comienzan a perfilar su carrera, aunque sigue tratándose de papeles secundarios. En ella entabla la que será una larga amistad con Errol Flynn, con quien volvería a compartir protagonismo en The Dawn Patrol (1938). Ambos interpretan a dos oficiales británicos en la India, siendo Niven, amigo del protagonista, quien muere noblemente a mitad del film. El prisionero de Zenda en su versión de 1937 vuelve a darle la oportunidad de aparecer en un papel de relativa presencia junto a estrellas como Douglass Fairbanks, Raymond Massey o el también británico C. Aubrey Smith (su superior en el film).

No se encasilla en el género de aventuras, como sí le ocurre a Flynn, y junto a Merle Oberon trabajará en Mi adorable enemiga (Beloved enemy, 1936) un melodrama romántico ambientado en los tiempos de la independencia irlandesa, con Niven haciendo de secretario del enviado británico en un discreto papel. Pero el film, también junto a la Oberon que constituirá su primer gran éxito le llega con Cumbres borrascosas (1939). Excelente adaptación de la novela de Emily Brontë en la que hace de Edgar Linton, el tercer protagonista en discordia, junto a nada menos que Laurence Olivier.
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John Ford lo incorpora al reparto de Cuatro hombres y una plegaria (1938). En La octava mujer de Barba Azul (id.) tiene un papel singularmente cómico junto a Gary Cooper con quien rueda al año siguiente La Jungla en armas [Ver aquí] de Henry Hathaway, la cual le proporciona un papel de cierta enjundia en el trío de oficiales formado junto a Cooper y Broderick Crawford, sobresaliendo por su carácter afable y sacrificio. Y es en 1939 antes de estallar la Segunda Guerra Mundial y regresar a Inglaterra cuando rueda una elegante y entretenida comedia con Olivia De Havilland, Caballero y ladrón (Raffless), en la que interpreta el papel protagonista, un astuto ladrón de sociedad. Ese año también muestra sus dotes para éste género junto a Ginger Rogers en una espléndida Mamá a la fuerza (Bachelor Mother).

Los años de la Guerra y su primer matrimonio.
Tras la invasión de Polonia regresa a Gran Bretaña y se alista en el ejército. En los años de la guerra, Niven conoce en Londres a Primula Rollo en el verano de 1940, una miembro del Cuerpo auxiliar de mujeres de las fuerza aéreas y a los pocos días se casan. Con ella tendrá a sus dos únicos hijos varones, David Jr y Jaime. Alistado en el ejército, forma parte de un grupo de comandos y alcanza el grado de teniente coronel, siendo su asistente Peter Ustinov, quien posteriormente lo dirigirá en Lady L y protagonizarán juntos al final de su carrera Muerte en el Nilo. Compagina el ejército con dos films al servicio de la causa, El gran Mitchell (The first of the few, 1942) de Leslie Howard, en torno al creador del famoso caza de aviación de la Segunda Guerra Mundial, el spitfire, y Hacia adelante (The way ahead, 1944) de Carol Reed. Y en el año 46 suma otro ambientado en la contienda como piloto de la RAF A vida o muerte (A matter of life and death). Su papel de militar de graduación, bien en servicio o retirado (como en el caso de Mesas separadas) le acompañará a lo largo de toda su carrera en múltiples films. Si a esto le sumamos la formación recibida en Sandhurst, hayamos algunas de las claves de su imagen de caballero.
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En 1945 regresa a Hollywood, el presidente Eisenhower le concede la Legión del mérito, la máxima condecoración que un extranjero puede recibir en Estados Unidos. Su mujer le acompaña poco después, y tan sólo seis semanas más tarde, en mayo de 1946 cuando se encuentran en una fiesta en casa del actor Tyrone Power, Primula cae accidentalmente por unas escaleras y muere al día siguiente como consecuencia de las heridas sufridas en la cabeza con tan sólo 28 años de edad. David nunca la olvidaría, y el día antes de su propio fallecimiento expresaba cuan diferente hubiese sido su vida con ella.

Recuperando su carrera de actor
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El regreso lo confirma ya como actor principal, en 1946 rueda de nuevo junto con Ginger Rogers La primera dama (Magnificent Doll) una de sus contadas ocasiones en el papel de villano, en este caso como Aaron Burr, un político consumido por la ambición. En la misma línea dramática y siendo parte del trío amoroso en 1947 protagoniza junto a Barbara Stanwyck El otro amor (Andre De Toth).
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Su relación con Samuel Goldwyn, quien le había dado sus primeras oportunidades y a quien debe el comienzo de su carrera, sufre un revés por razones salariales y el productor lo veta durante casi ocho años, hasta que gana el Oscar por Mesas separadas y recuperan la amistad.
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En 1947 forma parte con Loretta Young y Cary Grant del trío protagonista de La mujer del obispo una entrañable comedia navideña en la piel de un párroco necesitado de ayuda. De vuelta a Inglaterra para rodar el drama histórico El último Estuardo (Bonnie Prince Charles, 1948) de nuevo en Londres conoce a la modelo sueca Hjordis Tersmeden y de nuevo también a los 10 días contrae matrimonio con ella. Su matrimonio, que dura hasta su muerte, no estuvo exento de problemas y según se rumorea, de algunas infidelidades por parte de ella, quien terminó incluso por refugiarse en la bebida
.La vena romántica de anteriores films continuará en otra bella historia de amor con origen en el Londres bajo los bombardeos con Hechizo (Enchantment). Su compañera Teresa Wright, y su papel, el de General Sir Roland Dane, al que caracteriza tanto de anciano como de joven. He aquí un anticipo de su interpretación de Mesas separadas.
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Junto a Jane Wyman (Angela Channing) y de nuevo Broderick Crawford participa en la comedia A kiss in the dark y junto a Shirley Temple en A kiss for Corliss. En este género se desenvolverá con soltura haciendo de Sir Percy en The elusive pimpernel; de capitán Pindenny en Tres soldados (1951) viviendo aventuras en la India junto a Stewart Granger, Walter Pidgeon y Robert Newton; o de mayor Moreland en Cita con Venus (1951) desarrollada en una isla del Canal tomada por los alemanes.

En 1953 con William Holden y Maggie McNamara protagoniza La luna es azul, una polémica comedia en torno a relaciones sexuales debido al uso por primera vez en Hollywood desde la instauración del código Hayes de la palabra virgen. Al año siguiente es todo un sex-symbol perseguido alocadamente por las mujeres y que es sorteado entre ellas en La lotería del amor (1954). Su compañera de reparto es Ivonne De Carlo en la divertida comedia Happy ever after (1954). Regresa al género histórico para encarnar su otro papel de villano que quien suscribe recuerda, el Duque de Brampton en El capitán del rey (1955) aunque no acaba de resultar creíble en esta ocasión.

La cima del éxito
.A finales de la década de los años 50 y gracias a su papel del distinguido viajero y apostador Phileas Fogg, revitaliza su carrera y termina por convertirse en el actor símbolo de la elegancia y la caballerosidad al más puro estilo británico, al que algunos críticos apuntan como una especie de imitación de Cary Grant. Precisamente es a Grant a quien reemplaza, tras rechazar éste los papeles en La vuelta al mundo en ochenta días y Buenos días tristeza. Grant a su muerte llegó a decir de él que “era un hombre amable, un caballero de ingenio, y va a ser echado de menos por todos quienes valoramos el estilo y el gusto”.

Encabeza junto a Shirley MacLaine y Cantinflas un reparto de más de 40 conocidos actores y casi 70.000 extras en La vuelta al mundo en ochenta días (1956), la cual se alza con el Oscar a la mejor película. El papel de Phileas Fogg siempre será recordado por Niven como su favorito. Vuelve a coincidir con Stewart Granger, disputándose el amor de Ava Gardner en una isla desierta en La Cabaña (1957). En 1958 rueda con Deborah Kerr (dama caracterizada también por su estilo y elegancia, quien será su pareja en múltiples films) y Jean Seberg a las órdenes de Otto Preminger el drama Buenos días tristeza en la piel de un adulto playboy en la riviera francesa.
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Pero es ese mismo año cuando se alza con el Oscar al mejor actor gracias a una fantástica interpretación en la que se transforma en un farsante que se hace llamar a si mismo coronel Pollock (en castellano coronel Polo) con la que logra llegar a emocionarnos gracias a la humanidad que imprime a su personaje el cual encuentra su media naranja en la joven representada por Deborah Kerr. La película, basada en la obra de Terence Rattigan es Mesas separadas, auténtica joya y obra maestra del cine clásico dirigida por Delmer Mann con un reparto que incluye a Burt Lancaster o Rita Hayworth entre otros.

Continua con comedias de éxito dirigidas por Charles Walters, Ask any girl (1959) y No os comáis las margaritas (1960) aquí en la piel de un crítico de cine a quien la fama le pierde y con una Doris Day (para cuyo lucimiento se realiza la cinta) a quien la casa y el matrimonio parece venírsele abajo, en lo que parece una cierta antesala de Esta casa es una ruina (1986).
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Su matrimonio con Hjordis sufre problemas y tras superarlos fija su residencia en Chateau d’Oex en Suiza, adoptando además dos niñas, Kristina y Fiona cumpliendo el deseo de su mujer. Alterna su hogar suizo con otro en el sur de Francia, lo que le permite esquiar, pintar, navegar o pescar, sus aficiones preferidas.

Las superproducciones épicas se han puesto de moda, y en 1961 trabaja con Gregory Peck y Anthony Quinn en uno de los títulos más míticos del género bélico, Los cañones de Navarone. Es aquí donde bajo la apariencia de un simple soldado, el rostro de Niven evidencia alguien de mayor posición, y es así, pues avanzada la película conocemos que podría haber sido oficial pero por determinados motivos renunció a ello.
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Samuel Bronston lo contrata para formar parte del cartel de 55 días en Pekín junto a Charlton Heston y Ava Gardner, rodada en España a las órdendes de Nicholas Ray y donde los admiradores de Niven advertimos la que posiblemente sea su caracterización más sofisticada, la del embajador británico Sir Arthur Robertson. Memorables son las escenas de la legación recibiendo al mayor Lewis (Charlton Heston) o más tarde decidiendo junto al resto de representantes de las potencias extranjeras.

La pantera rosa (Blake Edwards, 1963) es todo un éxito, que si bien en su primera entrega tiene a Niven como principal estrella, las sucesivas secuelas convierten a su compatriota Peter Sellers y al inspector Closeau en protagonista. Su personaje de Sir Charles Lytton, de nuevo un refinado y distinguido ladrón de joyas, aparecerá en diversas entregas de la saga y será también el papel con el que se despida del cine antes de su muerte en 1983.
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Al año siguiente rueda Dos seductores (Bedtime story, 1964) comedia donde tiene como competidor al mismísimo Marlon Brando en una disputa por seducir y timar a bellas y acaudaladas damas en la riviera francesa. El rodaje a pesar de los temores es todo un éxito y la química entre ambos actores funciona hasta el punto que Brando esta deseando cada mañana comenzar para divertirse con el humor de Niven, al que intenta no mirar a la cara para evitar estropear las escenas. En 1988 Michael Caine y Steve Martin rodarían una nueva versión.

Prototipo de James Bond para Ian Fleming
A pesar de su estrellato, Niven no siempre supo elegir bien sus papeles ni las películas en las que intervino, terminando por encasillarse en lo que a veces puede considerarse una parodia de si mismo como actor. A la película de espionaje Dónde están los espías (Where the spies are, 1965) le sigue, dirigida por su amigo Peter Ustinov, la disparatada Lady L, donde encarna a Lord Lendale, el aristócrata de rancio abolengo y esposo cornudo de Sophia Loren, que en realidad permanece siempre enamorada de Paul Newman.

Cuando el personaje de James Bond fue llevado al cine, el actor preferido por el autor Ian Fleming para encarnarlo fue David Niven, quien al parecer había sido su fuente de inspiración. Éste fue descartado por los productores al considerársele ya mayor para el papel. Sin embargo cuando se adaptó Casino Royale (1967)una sátira un tanto absurda en torno al personaje, Niven tuvo su oportunidad de interpretar a Bond en compañía de Deborah Kerr. También será el único de los actores que han interpretado al famoso agente secreto que es citado en algunas de las novelas, así en Al servicio de Su Majestad cuando Bond visita Suiza o en Sólo se vive dos veces, donde se dice que Niven es el único caballero de verdad en Hollywood.

Convirtiendo unas memorias en un Best-seller
En la década de los años 70 escribe su primer libro de memorias, no es la primera vez que publica, previamente había escrito una novela Once over lightly (1951). Las memorias, que llevan por título The moons a balloon (1972) se convierten en todo un best-seller con cerca de 5 millones de ejemplares vendidos y un gran éxito de crítica. En un estilo muy ameno y divertido, de fácil lectura, narra sus recuerdos y anécdotas de muchos de sus colegas de Hollywood. Más tarde escribirá una segunda parte, Bring on the empty horses (1975). Este título viene dado por una de las frases del director Michael Curtitz durante el rodaje de La carga de la brigada ligera. Curtitz, de origen húngaro muchas veces tenía problemas con el idioma, y en una escena en que tenían que aparecer los caballos, gritó “¡traigan los caballos vacíos!”. En 1981 vuelve a publicar una novela “Go slowly, come back quickly” que se traduciría como “Ve despacio. Vuelve deprisa”.

Ya lo había hecho en 1958 y 59, pero es en 1974 mientras presenta la ceremonia de los Oscar, cuando se produce una de las escenas más anecdóticas de esta gala. Un hombre sale al escenario desnudo con un signo de la paz por detrás de Niven, quien logra arrancar una sonora carcajada del público cuando señala que probablemente la única risa que el hombre habrá conseguido en su vida haya sido por desnudarse y enseñarnos sus "pequeñeces".

Últimos films

Niven va envejeciendo y las películas en las que participa son de menor calado que su etapa anterior, sucediéndose las comedias. En Prudencia, Prudencia (Prudence and the pill, 1968) hace de nuevo tandem junto a su compatriota Deborah Kerr en una comedia de enredo originada por la píldora anticonceptiva. El Cerebro es una formidable comedia, en la que en el papel de un afamado ladrón camuflado bajo la personalidad del Coronel Mathews se muestra extraordinariamente cómico compitiendo por el botin con Jean Paul Belmondo, Bourvil o Elli Wallach. Cadenas de libertad (Befote winter comes, 1969) nos lo presenta junto a Topol en un campo de prisioneros en Austria al término de la guerra como el coronel Giles Burnside. En Vampira parodia al conde Drácula. Emboscada en extremo oriente (Paper Tiger. Ken Annakin, 1975) lo une a Toshiro Mifune, y Niven interpreta al tutor del hijo del embajador japonés (Ando), haciéndose pasar por el Coronel Bradbury, quien inventa fabulosas historias de su participación en la Segunda Guerra Mundial. En la desternillante comedia Un cadáver a los postres (Murder by death, 1976) forma parte de un reparto con importantes estrellas del cine y la televisión, como Truman Capote, Peter Falk, Alec Guiness, Elsa Manchester, Peter Sellers, Maggie Smith o James Cromwell.
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A finales de los 70 y principios de los 80 realiza sus últimos films. Muerte en el Nilo (Death on the Nile, 1978) basada en una de las novelas de Agatha Christie y magníficamente ambientada en un crucero por Egipto, lo recupera junto a un reparto internacional que incluye a Bette Davis, Mia Farrow, Angela Lansbury, Maggie Smith, Jack Warden o Harry Andrews. Niven caracteriza al Coronel Race, quien será de gran ayuda al inspector Poirot (Peter Ustinov) en su pertinente caso y que lega algunas escenas memorables con sus gestos y muecas tan característicos, especialmente cuando la escritora Salome Otterbourne (Angela Lansbury) lo saca a bailar un estrafalario tango. Golpe audaz lo muestra como inspector de policía tras una pareja de ladrones formada por Burt Reynolds y la bella Lesley-Ann Down.

Evasión en Atenea (Escape to Athena, 1979) con Roger Moore lo retorna al escenario de la Segunda Guerra Mundial, lo mismo que la serie protagonizada junto a Michael York ese mismo año para la televisión y que fue emitida en España a mediados de los 90, Un hombre llamado intrépido, y su último film como protagonista antes de serle diagnosticada su enfermedad, Lobos marinos (The sea wolwes, 1980), el cual lo reúne de nuevo con Gregory Peck y un largo número de secundarios británicos, Trevor Howard y Roger Moore. Niven interpreta al Coronel Grice quien es encargado de preparar a toda una serie de ancianos militares ya retirados en la India para cumplir una última misión en las aguas del Océano Índico amenazadas por los submarinos alemanes. El film fue dedicado a la memoria de Lord Louis Mountbatten tras su asesinato por el IRA.

La enfermedad y el final

Se le diagnostica una enfermedad neuronal similar al Parkinson que afecta al sistema motor, concretamente a sus músculos y a su voz. Su última aparición pública en Hollywood es para presentar el Oscar Honorífico a uno de sus más viejos amigos, Fred Astaire.
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Realiza pequeñas intervenciones en las que serán sus últimas películas, Tras la pista de la pantera rosa (1982) y La maldición de la pantera rosa (1983), en el papel de Sir Charles Ligton, el ladrón de joyas por excelencia al que se enfrentó el inspector Closeau. Debido al estado de su voz, en ambas tuvo que ser doblado por un actor que imitó su voz. Tras el deterioro sufrido por la enfermedad, fallece en su casa de Suiza el 29 de julio de 1983 a los 73 años de edad. El mejor homenaje se lo tributan los porteros del aeropuerto del aeropuerto de Heathrow en Londres con un cartel que reza: “Al mejor caballero que caminó por estos pasillos. El hizo sentirse a un portero como un rey”. Había dicho una vez “He tenido la suficiente suerte como para ganar un Oscar, escribir un best-seller… mi otro sueño hubiera sido tener un cuadro expuesto en el Louvre. La única manera de que eso suceda es que pinte uno porno en la pared del baño de caballeros”.
Cuando alguien expresa que tal o cual cosa es cool, lo más lógico es pensar que se refiera a que ese algo mola, es guay o va a la moda. 


¿Pero que significa realmente la expresión cool?

La verdad es que no hay una definición estándar, sino que suele significar a grandes rasgos, ser diferente y tener éxito siéndolo. Me gustaría matizar este último concepto: se cool, es hacer cosas diferentes si, pero cosas que los demás entiendan como diferentes y a la vez geniales. En eso consiste el éxito.

Por ejemplo, una persona que vea The Toxic Avenger (o cualquier otra película de la Troma) no es una persona cool, es un friki. Sin embargo, actualmente leer A Song of Ice and Fire es lo más cool del momento (cuando años atrás, se hubiera dicho que esa persona es friki por hacerlo).

Por tanto, lo friki y lo cool significan casi lo mismo, pero lo que uno implica la burla y el desprecio de las grandes masas populares y lo otro, significa ser el que más mola o el más guay del momento. 

Os dejo una cuantas imagenes cool que he sacado de Google: 





La verdad es que poniendo únicamente la imagen de Tarantino ya habría servido de ejemplo para este concepto pero me apetecía poner unas cuantas más.
En la entrada anterior, hablaba sobre las grandes series que están elevando y cambiando el concepto de televisión, y aunque me gustan bastante todas ellas (por algo están ahí),  ahora mismo, con la que más estoy disfrutando es con The Newsroom, la última serie del gran guionista Aaron Sorkin.


Sobre Sorkin ya hablaré más adelante, porque ahora mismo, sobre lo que me apetece realmente hablar es sobre su protagonista, Jeff Daniels y en concreto, sobre su faceta musical que acabo de descubrir hace escasas horas. 
Creo que es en el capítulo 7, cuando en medio de una fiesta en el piso de Will McAvoy, este saca una guitarra y se pone a tocar y a cantar, y lo hace sorprendentemente bien. Por eso decidí buscar más información y encontré, entre otras, esta entrañable canción que me apetecía compartir con vosotros, queridos lectores. La canción se llama When my fingers find your strings. Que la disfrutéis. 
 
 
La batalla por ver quién es mejor, si el cine o la televisión, lleva prolongándose desde los años noventa cuando apareció en la pequeña pantalla esa genialidad conocida como Twin Peaks (supongo que el echo de que David Lynch estuviera detrás tuvo bastante que ver con su éxito).


Hasta hace uno o dos años, parecía que iba a ganar el cine, pero últimamente la televisión está subiendo puestos gracias a sus arriesgadas producciones llenos de la originalidad, algo que el cine aún no se atreve a hacer (salvo en contadas ocasiones claro). 


Una de las mejores producciones que se han año estos años es Homeland, la extraordinaria serie protagonizada por Claire Danes, que interpreta a Carrie Mathison, una agente de la CIA que está convencida que el marine estadounidense (que fue echo prisionero en Irak) Nicholas Brody (Damian Lewis) es un terrorista en potencia. 

Game of Thrones es ya una serie más que consolidada (actualmente Canal Plus emite su tercera temporada) pero sigue conservando intacta su capacidad para atraer tanto a admiradores de la saga literaria creada por George R. R. Martin, como a las personas que no saben quién es y que simplemente quieren disfrutar con una serie de gran calidad.  

Boardwalk Empire es una serie producida por el genial cineasta norteamericano Martin Scorsese (que además dirige el episodio piloto) y está protagonizada por un todo un grande del cine estadounidense, el eterno secundario Steve Buscemi, que interpreta a Nucky Thompson, el tesorero de Atlantic City y uno de los criminales o gángsters más poderosos de la ciudad. La serie está ambientada en el periodo de la ley seca, entre los años veinte y treinta. 

Black Mirror es británica (al contrario que las tres anteriores) y es una de las series más perversas, corrosivas y polémicas de la actualidad. Está creada por el periodista, escritor y guionista Charlie Brooker (responsable también de la impactante Dead Set) y su objetivo principal, es el de mostrar que la tecnología puede ser una droga, y como tal, tiene sus efectos secundarios, que pueden ser realmente peligrosos en una sociedad con cada vez más tecnología. La serie cuenta con dos temporadas, de tres episodios cada una. 

The Walking Dead es una especie de nueva vuelta de tuerca al explotadísimo género de muertos vivientes o zombies. El gran acierto de esta serie, es que no solamente los zombies son importantes, sino también lo son (puede que incluso más) los personajes y sus decisiones o acciones, que son las que definen su destino más allá de los muertos vivientes. 
 



La siguiente serie, es The Newsroom, la última serie creada por Aaron Sorkin (ganador de un Oscar al mejor guión por The Social Network) en la que seguimos la pista de un periodista, Will McAvoy (Jeff Daniels) uno de los presentadores de noticias mas populares de los Estados Unidos. Aaron Sorkin es también conocido por el creador de The West Wing

La última gran serie de este excepcional grupo, es la gran joya de la corona: House of Cards. La serie está protagonizada  de manera soberbia, por Robin Wright y Kevin Spacey y cuenta con un piloto dirigido por nada más y nada menos que David Fincher. En la serie, Spacey interpreta a Frank Underwood, un congresista de los Estados Unidos hambriento de poder que no duda en utilizar a cualquiera que se interponga en sus propósitos. 

Hay muchas series increíbles actualmente, como Breaking Bad, Mad Men o Boss, pero es que tampoco era cuestión de reseñarlas todas. Supongo que lo entendéis.
El pasado martes 29, el programa cultural Versión Española, capitaneado por la actriz y presentadora Cayetana Guillén Cuervo, emitió la película documental Cromosoma Cinco, dirigida por María Ripoll y una de sus protagonistas, la fotógrafa Lisa Pram. 
 


El documental es una especie de adaptación del Pequeño Libro Negro que escribió Lisa Pram sobre sus pensamientos en torno a su hija Andrea, una niña prematura, hermosa y muy especial, que nació con un síndrome poco frecuente: la pérdida de una pequeña parte de su cromosoma cinco.



A pesar de ser un documental, la película está a medio camino entre la realidad y la ficción, quiero decir, a pesar de estar basado en una realidad que se observa claramente, las directoras han decidido darle un pequeño toque fantástico de cuento de hadas que la verdad, es que le sienta muy bien. De echo, cuando terminé de verlo, yo mismo no sabía si la pequeña y mágica Andrea, era una niña real o era una hada que vivía en el bosque.

Para acabar, simplemente decir que se trata de una de las mejores películas españolas que se han estrenado este año, y que merece mucho la pena verse.